Querida televisión: Deja de hacer ver a las modelos como estúpidas

En “Colombia’s Next Top Model” el maltrato y el espectáculo morboso de bellezas sufrientes solo ridiculiza una profesión, como siempre, estigmatizada.

El trabajo de modelo es como cualquier otro: hay que luchar para llegar a la cima, se requieren semanas, meses, años, de trabajo, esfuerzo y sufrimiento para ser reconocido y no todos logran la fama y la fortuna que supuestamente están garantizados como parte del oficio. Hay que exponerse a todo tipo de climas, cambios de look y producciones complejas para lograr los efectos editoriales requeridos. No, no todo es glamour. Adriana Lima lo mostró muy bien en Instagram. El cansancio atroz y el estrés que tenía así ganara millones.

Asimismo, hay que cuidarse de manera estricta, ya que se vive de ello. Rutinas de gimnasio, dietas rígidas, viajes interminables y parecer perfecta a pesar de todo (es decir, sin cansancio ni arrugas). Y mas encima, saber que es posible no ser nunca como una Naomi, una Kate o una Gisele. Porque muchas se quedan desfilando en el anonimato y con condiciones no del todo claras.

Porque de hecho, su trabajo incluso es poco regulado. Los británicos han sido los únicos que hace cuatro años pudieron darle algo de dignidad y reglas a la profesión. Entre esas reglas, algo básico, como no trabajar más de diez horas al día y tener un descanso. Esto lo logró el sindicato británico Equity y en esta regulación incluyeron proteger a los menores de edad y sí: alimentar a los modelos. Porque ellos también padecen si no comen en un día de trabajo.

Por eso, con tantas cosas pasando alrededor del tema y con tantas modelos hablando sobre su experiencia (desde las duras dietas hasta su vida personal), es increíble que aún se les subestime y sobre todo, se les maltrate. Esto sucede en "Colombia's Next Top Model", la versión cafetera del reality de Tyra Banks. Estas tienen que cambiarse en camiones, pasar por pasarelas dignas de Mario Bros.

Algo que nunca hizo alguien como algunas de las lumbreras mencionadas, porque de hecho su trabajo nunca lo requirió (y no hay un comercial que llegue a tal extremo, tal vez la imagen editorial de Natassja Kinski y su serpiente). Y porque su agencia, reputada, jamás la pondría en peligro como sí se ve en los videos del programa.

¿Qué sentido tiene ver a jóvenes bellas caerse en tacones y ser sometidas a pruebas dignas de "Survivor"? ¿Qué propósito tiene hacerlas ver como niñas tontas que "merecen sufrir"? Por lo menos en el programa de Tyra Banks (así como en Project Runway), el ciudadano de a pie entendía algo de la moda más allá del glamour, la estupidez y la frivolidad. En el caso del reality de Banks, la modelo servía como parte central de un concepto artístico y/o comercial, que es en últimas lo que es la moda. Como parte de una expresión particular y social.

En el reality colombiano solamente se trata de reciclar todo lo viejo, pero poniéndole una espectacularidad absurda y lo peor: denigrando completamente la profesión por las que muchas sufren y pasan años languideciendo. Y no precisamente por cruzar una pasarela imposible, sino por el rechazo y los estándares tan brutales que maneja una industria que a pesar de decirse "diversa", no tarda en señalar de "gorda", o "fea" o "étnica" a la que no cumpla con la regla de "caucásica/ultradelgada".

De eso es lo que hay que hablar y es un debate-  de los muchos que permean al modelaje- , que el programa no llega a tocar. Y lo preocupante es que este es uno de los que llega a una audiencia que no tiene acceso a ver más allá y que probablemente no se preguntará por qué no hay modelos de talla grande o más modelos afro y sobre su propia concepción de belleza , sino que se reirá o indignará por ver a unas "niñas lindas" caerse en plena pasarela.

Vía NuevaMujer


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